República Dominicana, una nación democrática con una población de más de 10 millones de personas, posee un territorio que se extiende hasta los 48,442 kilómetros cuadrados. Un poco más que el doble de New Jersey y más o menos el mismo tamaño que Costa Rica. Sus codiciadas costas se nutren del Mar Caribe al sur y el Océano Atlántico al norte. En el 2017, 6.2 millones de visitantes se alojaron y 1,147,000 pasajeros de cruceros pasaron por la República Dominicana.
Quisqueya, como los dominicanos cariñosamente llaman a su hogar, y que significa “madre de todas las tierras”, es un país de superlativos. Se trata del primer asentamiento español en Las Américas, o el Nuevo Mundo, gracias a la llegada de Cristóbal Colón durante su primer viaje en 1492. Aparte de elegir a República Dominicana como su único hogar en la región, una tierra bendecida con tierras fértiles y depósitos de oro, Colón y la corona española utilizaron el país como plataforma de lanzamiento de sus conquistas alrededor del Caribe y los Estados Unidos. Hoy en día, Santo Domingo, la primera ciudad de América, es la capital de República Dominicana, y continúa prosperando a la vez que conserva su historia y arquitectura original española.
Aparte de estos hitos históricos, la República Dominicana se encuentra entre los destinos más diversos del Caribe gracias a su geografía, naturaleza y gente. Sus paisajes van desde los picos más altos de la región, el Pico Duarte, al cuerpo de agua más bajo, el Lago Enriquillo. Con unas sorprendentes 6,000 especies de flora y 7,000 especies de fauna, incluyendo flores de cactus, halcones endémicos y ballenas jorobadas. La cultura del país, con componentes taínos, europeos y africanos, da origen a una población diversa a las que se suman comunidades judías, japonesas, y hasta grupos afro caribeños proclamados por la UNESCO, que llegaron a la República Dominicana a partir del siglo XIX.
No importa si decides visitar una de nuestras playas a lo largo de los más de 1,600 kilómetros de costa, nuestros verdes pueblos de montaña, pueblos de pescadores, o paisajes adornados con cactus, vas a descubrir un lado único de República Dominicana. A lo largo del camino, descubrirás nuestra pasión por la música y el baile (merengue, bachata y son), nuestra diversa gastronomía que te llevará más allá del arroz y las habichuelas, nuestro amor por el béisbol, la familia y la hospitalidad. Juntos, constituyen la esencia de nuestro espíritu dominicano