La Cuaresma (del latín: quadragesima ‘cuadragésimo día (antes de la Pascua)’) es el tiempo litúrgico del calendario cristiano destinado a la preparación espiritual de la fiesta de la Pascua. Se trata de seis semanas de purificación e iluminación interna, celebrado en las Iglesias católica, Iglesia luterana, copta, ortodoxa, anglicana, incluyendo algunas evangélicas, aunque con inicios y duraciones distintas.
En el rito latino, la Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y se extiende hasta la hora nona del Jueves Santo, por lo que no incluye la Misa de la Cena del Señor. La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza la prueba por la que pasó Jesús al permanecer durante 40 días en el desierto de Judea, previos a su misión pública. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio universal, además de los 40 años de la marcha del pueblo israelita por el desierto, y las 40 décadas que duró la esclavitud de los hebreos en Egipto.
A lo largo del tiempo de Cuaresma, los cristianos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene seis domingos incluyendo el Domingo de Ramos, en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón son dominantes. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la misa católica no se canta el Gloria en los ritos iniciales (excepto el Jueves Santo, en la misa de la cena del Señor, con el que inicia la Pascua o en fiestas y solemnidades: La solemnidad de San José y la Anunciación siempre cae en Cuaresma), ni el Aleluya antes del evangelio.
El color litúrgico asociado a este período es el morado, asociado a la penitencia y el sacrificio, a excepción del cuarto domingo que se usa el rosa, mezcla de morado y blanco. El Domingo de Ramos, llamado Domingo de Ramos de la Pasión del Señor o Domingo de Cuaresma, se usa el color rojo por ser ya la celebración en día de precepto de la Pasión de Cristo.